Esta festividad mexicana ha sido declarada patrimonio cultural inmaterial de la humanidad por la UNESCO desde 2008.
Esta celebración es una gran comilona. La fiesta de los difuntos permite convivir a vivos y muertos, departir y sentarse a la mesa para compartir los alimentos, recordar y hablar con los familiares que ya no habitan este mundo.
Por ejemplo entre la comunidad indígena de los nahuas la muerte no es un momento para el descanso eterno y ocioso; por el contrario, se trata de un cambio de existencia en el que los difuntos trabajarán del mismo modo en que los vivos lo hacen para reproducir el cosmos indígena. Por ejemplo, los chamanes se transforman en fenómenos pluviales —personas rayo, personas neblina, personas relámpago— al morir y a partir de entonces trabajarán trayendo la lluvia y colaborando con sus pares humanos en favor de la fertilidad agraria y la prosperidad.
Las personas nahuas solteros o solteras tendrán que cargar temporalmente el mundo —Tlalpikpak—; cuando uno de estos adultos solteros muere, se produce un movimiento telúrico pues cambia de hombro con alguien más. Así, los temblores son la evidencia de este hecho.
Los nahuas tendrán como destino post mortem el Miktlan, un pueblo similar al que habitan los vivos, donde la gente es agricultora, vive en familia, acude a la iglesia, es decir: vive en sociedad.
Son esta clase de muertos los que acuden año con año a visitar a sus familiares, al regresar a sus casas para recibir lo que más les gustaba comer y beber en vida: mole, tamales, pozole, tequila, café, pero también sus instrumentos de labranza y vestimenta con las que trabajarán en su propio mundo.
El Día de Muertos sólo es comprensible a la luz de las nociones indígenas de regeneración y agricultura, de vida y muerte y de una concepción singular de persona, según la cual la existencia es posible más allá de la vida humana. Así, finalmente, más que un culto a la muerte, estamos frente a una celebración a la vida y ante el reconocimiento de otro tipo de sociabilidad y existencia que incluye a los muertos.
Te deseo un ¡feliz día de muertos!